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La felicidad está en tu maleta, tú decides si abrirla o no.

viernes, 11 de octubre de 2013

Enganchada.



No me gusta tener que creer porque eso supone amarrarse a algo, y amarrarse no está bien, más que nada porque cuando se despega duele y recomponer cuesta. Y las cuestas salen caras.

Yo empecé a perder cuando me amarré a tus tobillos y subí hacia tus labios, pero aún creo en no tener que pagar por los daños.

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